Antonio López

domingo, agosto 21, 2011

Hace algunos días, visité la exposición de Antonio López en el Thyssen porque varias personas me la habían recomendado, y la verdad es que mereció la pena. Una de sus últimas obras son las esculturas de la estación de Atocha, "Día y Noche". En la exposición se pueden ver algunas de las numerosas pruebas del artista para la creación estas cabezas de bebé.

Día y Noche
Es fácil acercarse a sus pinturas porque representan personas, muebles, edificios, frutas, flores o retretes, todos ellos objetos reconocibles y familiares, pero bajo su particular punto de vista.

Antonio López tiene etapas muy diferenciadas en su obra; sus primeras pinturas son oscuras, predominan los retratos a familiares y amigos, las vistas que se tienen desde la ventana de una habitación y otras escenas cotidianas.

Los melocotones y las rosas
Lo más sorprendente, bajo mi punto de vista, es la gran evolución que experimenta hacia sus últimas obras centradas en el paisaje. Pero siempre paisaje urbano de Madrid, y empleando tonos pastel que casi parecen irreales.

Madrid desde Capitán Haya
El cielo es para él tan importante como los edificios. En casi todos sus cuadros la línea del horizonte divide el encuadre en dos mitades iguales. Capta los atardeceres y los amaneceres, con sus tonalidades amarillas y naranjas.

Es muy metódico y le gusta tomar apuntes del color del cielo en horas diferentes del día, y anota el día y la hora exacta en la propia pintura. También trabaja mucho el punto de vista desde el cual dibuja, y se mueve por las azoteas encontrando el encuadre más acertado. De hecho, el aspecto más interesante de la exposición es que se puede seguir su proceso creativo de prueba y error. Puede tardar años en concluir una pintura y volver a hacer modificaciones tiempo después de haberla terminado. En palabras del propio artista: “Una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades”.

La Gran Vía el 1 de agosto, a las 7.30h y a las 13.45h
Es perfeccionista, pero no hiperrealista. No pinta todo lo que ve, sino lo que le interesa. O más bien podría decirse que no pinta lo que no le interesa. En sus paisajes de Madrid, los edificios aparecen con mucho detalle, e incluso se representan carteles luminosos, señales de tráfico o farolas. Pero hay dos cosas que Antonio López nunca representa: las nubes en el cielo y los coches en las calles. Por eso su paisaje urbano de Madrid transmite calma, quietud y reflexión. Por eso no se puede considerar un autor del todo realista, porque no pinta lo que ve, sino lo que quiere. La exposición es muy recomendable porque, además de todo lo dicho, supone un homenaje a un artista nuestro mundialmente reconocido y aun en activo.

Para terminar, pongo una imagen de una de sus pinturas de Madrid, en la cual se pueden observar los alrededores del solar de la Gran Vía sobre el que estuvimos trabajando el cuatrimestre pasado. Hay otra en la que se ve el solar perfectamente, pero no he podido encontrarla.

  • Share:

You Might Also Like

0 comentarios